TALLER DE HABILIDADES PARA PADRES Y MADRES
LA FUNCIÓN AFECTIVA DE LOS PADRES
Como todos sabemos, los niños necesitan amor. La receta
parece simple y clara: “quiere a los
hijos y ellos se sentirán dignos de que los quieras”. Es este un consejo que
recibimos a menudo; sin embargo son incontables los hijos de padres que se
preocupan profundamente por ellos y que, no obstante, se sienten “no queridos”. ¿Cómo es posible que esto
suceda?
Existe una gran confusión acerca de lo que es el amor. Si preguntamos: ¿Qué es
el amor? .Obtenemos
una gran variedad de respuestas.
Ocurre lo mismo si preguntamos: ¿Cómo
se comunica el amor?
Es necesario que sepamos qué es el amor positivo - o sea,
el que sirve de alimento-, y cómo se transmite.
El amor nutricio es un interés tierno, que consiste en
valorar al niño por el mero hecho de que existe. Se da cuando vemos a nuestros hijos como seres especiales y queridos, aún
cuando tal vez no aprobemos todo lo que hacen.
Si esto es lo que sientes por tu hijo, tu problema
principal consiste en saber cómo comunicar tales sentimientos.
Errores
de concepto corrientes acerca del amor
No son pruebas de cariño
|
|
El
sacrificio
|
Del padre amantísimo que deja de
lado sus necesidades y sólo se ocupa de atender a las de su hijo.
|
La
sobreprotección
|
Del padre vigilante que guía y
dirige todos los pasos de su hijo y le transmite la idean de que el mundo
está lleno de peligros que él no puede afrontar.
|
Las
expectativas elevadas
|
De los padres que piensan que sus
hijos son seres superiores.
|
El
tiempo que empleamos con los niños
|
Por sí solo. Al tiempo en cantidad
hay que añadir tiempos de calidad.
|
Los
bienes materiales
|
Con que algunos padres satisfacen
todos los caprichos de los niños.
|
Qué implica querer a los hijos
·
Aceptación: Querer a los hijos implica una
aceptación incondicional de su persona con todas sus cualidades y defectos y
evitar las actitudes de rechazo; significa también que sientan el aprecio y el
orgullo de sentimos porque son nuestros
hijos y la alegría de tenerlos como seres humanos únicos, irrepetibles y
llenos de posibilidades.
·
Transmitir el amor que sentimos por ellos:
o
Hay que
quererlos y decírselo, manifestarles
de palabra que los apreciamos y queremos como personas y que estamos contentos
de tenerlos qunque nos apetezca que mejoren: “te quiero”, “estoy contento de
ti, de que seas mi hijo”, “eres muy importante para nosotros”, etc.
o
Prodigar
el contacto físico: besar, abrazar y
acariciar a nuestros hijos. El contacto físico transmite seguridad, protección,
amparo y la sensación de estar conectados a alguien que les quiere.
o
Atención Positiva. Se trata de dedicar a los niños un tiempo de atención concentrada. Proponemos
para ello el “tiempo especial”.
“El tiempo especial”
Para los niños de menos de nueve años es muy interesante fijar un tiempo
determinado para participar con tu hijo o hija en una actividad lúdica. Durante
este periodo debes crear una atmósfera carente de juicios en la que transmitas
el interés, el entusiasmo y la aceptación.
Los principios generales
de este “tiempo especial” incluyen:
Elogia
a tu hijo por las conductas adecuadas (por ejemplo, “¡Qué torre enorme estás
construyendo!”) pero se precios, sincero y evita la adulación excesiva.
Demuestra
interés por lo que tu hijo está haciendo, participando en la actividad,
describiendo lo que ves y reflejando sus sentimientos cuando sea posible (por
ejemplo, “Parece que realmente te gusta que estos dos tipos luchen entre sí,
pero no pareces enojado, por lo que supongo que te diviertes luchando.”).
No
hagas preguntas ni des órdenes. Tu trabajo es observar y reflejar lo que ves,
no controlar ni guiar.
Si tus hijos tiene entre
tres y nueve años, trata de programar un periodo de juego a una hora
determinada varios días a la semana , asegurándote de que esa hora sea adecuada
y respetada. Para los niños de más de nueve años sería difícil programar horas
de juego rígidas; deberás más bien buscar oportunidades para pasar un tiempo
similar con tus hijos desarrollando actividades adecuadas según la edad.
Comentarios